¿QUIÉN DIJO MIEDO? YO

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ace unos años, en 2015 para ser exactos, tuve una “iluminación” y decidí que era un buen momento para deshacerme de algunos miedos. Cada semana, me enfrentaba a algún miedo concreto. Toda una experiencia, te lo recomiendo.

Mi segundo miedo era grabarme en vídeo y publicarlo en una red social. Era un miedo incongruente porque llevaba ya varios años dando clase en la universidad, había hablado frente a grupos grandes y pequeños, dentro y fuera de la universidad, disfrutaba hablando en público. Además, ya me dedicaba al mundo del Coaching y la hipnosis y trabajaba con clientes para desarrollar sus habilidades de comunicación y superar sus miedos. Tenía que superar el mío, no tenía sentido.

Algunos miedos son reales y otros son solo imaginados: el universo está lleno de catástrofes que jamás ocurrieron.

Puesto que no hay mejor forma de superar un miedo que enfrentarlo, me propuse grabar un vídeo y publicarlo en Facebook. Después de incluso meses posponiéndolo, en las condiciones menos “optimas” y después de varios intentos, lo grabé y subí. Sin pensar mucho y “tapándome los ojos” con miedo a la reacción de la gente cuando me viera.

Aquí te dejo el vídeo completo, no sin un poco de vergüenza, te lo voy a reconocer, jaja. Aún así me recuerda que a los miedos les podemos dar “la vuelta a la tortilla”, solo hay que darle esa vuelta en la mente y reprogramarlo.

2015

2021

El miedo es una emoción tan malignizada como natural y sana a la vez. Tendemos a tratar el miedo como el enemigo del que alejarme. O esperar a que desaparezca para actuar. Sin embargo, el problema no es el miedo en sí, sino qué hago yo cuando tengo miedo, cómo reacciono ante el miedo: ¿huyo, combato o me paralizo?

Tod@s tenemos miedos. Y si crees que no tienes, déjame decirte que te estás engañando. Los miedos nos protegen, nos salvan la vida, nos indican los límites que no sobrepasar. Igualmente, en ocasiones, y a algunas personas, nos enfrentan al reto de sobrepasarlos, nos estimulan y nos hacen enfocarnos. El miedo busca ser nuestro aliado. Es un indicador, nos avisa de algo, nos pone en alerta.

Hay miedos de los que somos conscientes y miedos de los que no. Así es, ¿podemos tener miedos inconscientes? Sí, de hecho, tenemos muchos y son los que realmente determinan, de forma sutil, las decisiones que tomamos, cómo nos comportamos en el día a día y nuestra vida. Porque, en realidad, esos miedos de los que somos conscientes y aceptamos, podemos de alguna forma, si queremos, enfrentarlos y superarlos. Pero, ¡ay! de aquellos de los que no somos conscientes o nos negamos a aceptar, porque con ellos el “ojos que no ven, corazón que no siente” no vale. Aunque los ignoremos o nos contemos cuentos chinos para justificar evitarlos, siguen determinando nuestra vida:

  • Evitando expresar mis emociones, pensamientos u opinión.
  • Posponiendo trabajo, citas, proyectos, emprendimiento,…
  • Evitando llamar la atención, vestirme o comportarme de la forma en la que yo realmente siento o me gustaría.
  • Buscando cumplir las expectativas que creo que otros tienen de mí (familia, pareja, amigos, sociedad, compañeros, clientes, ese ente abstracto que es el mundo,…)
  • Evitando relaciones o compromisos: “Yo es que estoy mejor sin pareja”, “Me tengo que centrar en mi trabajo”, “No tengo tiempo,…” o cualquier otro argumento que lo esconda.
  • Evitando la improvisación y buscando controlar lo controlable y no controlable, “la vida”.
  • Evitando expresar amor (y recibirlo), decir “me gustas” o “te quiero”, por lo que puedan pensar o lo que pueda pasar.
  • Comportándome de acuerdo a cómo creo que debería de comportarse una persona en X situación (ej. Un/a jefe, un/a expert@, una persona espiritual, una persona exitosa,…)
  • Intentando que otros crean que tengo más de lo que tengo (o menos), que soy más feliz de lo que soy (o menos), que sé más de lo que sé (o menos), etc.

Miedos, miedos, miedos, la lista es interminable. Adelante, puedes agregar los tuyos.

La cuestión no es esperar a que desaparezca el miedo para actuar, es actuando que desaparece el miedo.

ENTONCES, ¿CÓMO HAGO PARA ENFRENTARLO?

El miedo tiene muchas patitas en nuestro carácter y personalidad, en nuestro día a día y en nuestra vida. No voy a resolver la complejidad del miedo en una entrada de blog, pero sí puedo darte algunas claves que te pueden ayudar a que comiences a tomar tú el control de esos miedos y no al contrario. A responder ante el miedo de forma más consciente en lugar de reaccionar de forma inconsciente. Vamos, a que le des la “vuelta a la tortilla”:

  1. Hazte consciente y acepta ese miedo. No es ni bueno, ni malo, es simplemente un miedo.
  2. Escúchalo cuando aparezca. Afina el oído y la auto-observación para identificar qué te dices cuando aparece (tu conversación interna), qué sientes realmente,  cómo te comportas y qué decisiones tomas.
  3. Ponlo en contexto: ¿es un miedo real y concreto o es algo que yo creo que puede pasar o que antes me ha pasado?
  4. Si es el segundo caso, pregúntate:
    1. ¿Qué es exactamente lo que crees que podría pasar? Y, ¿qué es lo peor, peor que podría pasar? En concreto y específico.
    2. Y si eso pasara, ¿qué podrías hacer al respecto? Haz una lista de opciones, estuvieras dispuest@ a hacerlas o no. Esto es un simple plan de contingencia. Enfrentar el miedo es realmente aceptar las posibles consecuencias en nuestra mente.
    3. ¿Cómo te gustaría responder ante ese miedo?
    4. Imagínate a ti mism@ habiendo superado el miedo y haciendo aquello que antes te daba miedo: ¿Cómo te sientes habiéndolo superado?, ¿qué piensas?, ¿qué haces y cómo te comportas?
    5. ¿Cómo vas a responder ahora a aquel miedo? ¿Cuál es el paso más pequeño al que te comprometes y que vas a dar para enfrentar aquel miedo? ¿Cómo y cuándo lo vas a hacer? Repitete esta pregunta cada día.
⇒ Empecemos con acciones concretas para miedos específicos:
  1. Comienza escribiendo tu lista de miedos. Sí, escrita a mano.
  2. Elije uno en concreto, el que más relevante sientas que es para tu vida en este momento. Solo uno.
  3. Con respecto a ese miedo en particular, haz los pasos del 1 al 5 de arriba. Tómate el tiempo que necesites.

Enfrentar el miedo es realmente enfrentar y las posibles consecuencias en nuestra mente.

MI TERCER MIEDO

Mi tercer miedo era meterme en agua fría. Ducharme, bañarme, en el mar o una pileta. Lo he rehuido toda mi vida. Me encanta el mar pero, aún en pleno verano y por calor que hiciera, si el agua estaba fría, podía verla desde lejos. Y la ducha, siempre bien calentita. Ahora y desde entonces, termino la ducha siempre con 1-2 minutos de agua completamente fría. En el spa, suelo pasar unos minutos en la pileta de agua fría. Es fantástico. ¿Qué me ayudó a hacerlo?

Ver el siguiente vídeo sobre cómo sobrevivir a una caída en agua helada. En concreto, ver y experimentar que el shock inicial (y el miedo irracional) se puede pasar en menos de 20 segundos si simplemente respiro y me relajo. (Min. 6’40’’ – 8’20’’)

Solo 20 segundos. Tanto tiempo dándole vueltas para superarlo en solo 20 segundos. Aplicable a muchos “mieditos”. ¿Qué te parece? ¿Cuáles son los tuyos? ¿A qué “mieditos” puedes aplicar ahora la idea de los 20 segundos?

¿Qué te planteas hacer a pesar del miedo?

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