¡NECESITO CONCENTRARME!

 In Crecimiento personal, Emprendimiento, Liderazgo, Mindfulness y meditación
¿

Te resulta familiar? ¿Alguna vez has dado ese grito desesperado de: “¡necesito concentrarme!“ en tu mente o en voz alta? ¿O quizá simplemente es algo que continuamente quieres mejorar: la concentración, el foco, la productividad?

A no ser que seas de es@s afortunados con una concentración a prueba de balas, seguro que sí te ha pasado y quizá te pasa de vez en cuando o incluso cada día. Es una de las grandes preocupaciones del mundo occidental actual: cómo aumentar la concentración, el foco y ser más eficientes y productivos. En los últimos tiempos ha surgido una avalancha de gurús, libros, teorías y estudios científicos en busca de la clave. ¿En qué punto estamos? Creo que podría resumirse en una frase: “Back to basics” (volver a lo básico).

Quizá la cosa más difícil que un ser humano tiene que enfrentar es pensar concentrado de forma prolongada” – Hugo Gernsback (1925)

Con esta cita comienza el primer capítulo de la segunda temporada de la serie documental “En pocas palabras: la mente” (Netflix). Te la recomiendo, la serie y este capítulo en concreto.

Hugo Gernsback, inventor y uno de los pioneros de la ciencia ficción, inventó el “Isolator” (foto derecha), una especie de escafandra para literalmente aislarse del mundo exterior, al menos su cabeza. Todo ese trabajo de invención y creación para finalmente darse cuenta de que su Isolator no atajaba el problema. El problema no estaba en el mundo exterior sino en su propia mente, y esa se quedaba dentro del casco.

the_isolator

Los malvados distractores: teléfono, internet, Whatsapp, IG, Tiktok, FB, Youtube, TV, ruidos, conversaciones, el frigorífico que parece llamarnos, (añade los tuyos)… cada vez son más rápidos, sofisticados y de más fácil alcance.

En realidad, estos distractores no son en sí el problema, sino una simple herramienta que usamos para escapar del momento presente. Una distracción para escapar de lo que no queremos hacer, nos cuesta, nos lleva más tiempo de lo deseado o para simplemente agregar variedad en el momento. Al menos el 50% de las distracciones las iniciamos nosotr@s mism@s.

Ni los distractores, ni nuestra capacidad de atención (que parece no haber cambiado desde los años 1800, según la evidencia que hay) son el problema. El problema es más profundo, está en nuestra mente y nuestra capacidad de estar presente, retrasar la gratificación y tolerar la frustración. Como dice Cal Newport en el documental: “No hemos perdido la capacidad de concentrarnos, hemos perdido la práctica”.

No hemos perdido la capacidad de concentrarnos, hemos perdido la práctica – Cal Newport

Vale, entonces ¿qué puedo hacer para desarrollar mi habilidad para concentrarme?

· Los consejos más comunes son:

  1. Estructura tus días
  2. Haz descansos
  3. “Batching”: planifica tu día por bloques temáticos de tiempo
  4. Elimina los distractores (usa una app, silencia notificaciones, etc.)

Sin embargo, aunque estos cuatro puntos se ha demostrado que ayudan a aumentar la concentración un poco a algunas personas, también se ha visto que a otras, les genera más estrés aún. Vamos, peor el remedio que la enfermedad. A lo que doy fé, tengo varios clientes que en lugar de aumentar su productividad, han aumentado su ansiedad (por no conseguir seguir el plan, no conseguir ajustarse a esos bloques o por sentirse atrapados entre tanta estructura).

· Las claves:

  1. Motivación: ¿para qué estoy haciendo lo que estoy haciendo?
  2. Entrenar el “músculo” de la concentración, recuperar la práctica de estar presente y concentrado en cualquier momento y actividad.

¿Cómo? Cualquier tipo de práctica meditativa y Mindfulness, por ejemplo. Cuando yo empecé a meditar, me propuse hacerlo 10 días, 10 minutos al día. Después de una semana, sentía que tenía más claridad, que era más “eficiente” con mi mente. Además de sentirme más serena al pensar y al actuar. Era una sensación curiosa. Tanto, que ya son 11 años los que llevo meditando. Mi mente es “hiperactiva”, no te creeas que no me costó al principio, aún así, el efecto es tal que me enganchó.

En otra entrada, hablaré del Mindfulness y la meditación en más profundidad. Por lo pronto, puedes echar un vistazo a estas dos meditaciones exprés de 1 minuto que tengo publicadas en mis redes:

meditacion-1-i
meditacion-1-ii

La mente es orgánica, fluctúa y se satura. Para tener momentos de concentración, necesita momentos de distensión. Un estado de concentración permanente es irreal. Además de que la concentración siempre tiene una contrapartida:  a mayor foco, mayor pérdida de información del entorno.

La cuestión es recuperar el “control” en lugar de que el impulso a desconectar me controle a mí. Desarrollar mi “músculo de la concentración” y la habilidad para identificar cuándo mi mente necesita distensión y dársela, para poder volver a concentrarme. Recuperar la habilidad de gestionar cuándo, cuánto y cómo desconecto.

· La próxima vez que en tu mente resuene el “¡necesito concentrarme!” puedes:

  1. Parar y preguntarte: ¿para qué estoy haciendo esto ahora mismo?
  2. Hacer una meditación. El tiempo no es excusa, ya tienes dos de ¡tan solo 1 minuto! 😉
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