CUANDO ME SIENTO IMPOSTOR/A, EL SÍNDROME

 In Crecimiento personal, Emprendimiento, Gestión empresarial, Liderazgo

La belleza del síndrome del impostor es que vacilas entre una egolatría extrema y una sensación completa de: “¡Soy un fraude! ¡Ay Dios, sospechan de mí! ¡Soy un fraude!”.    – Tina Fey –

      • ¿Te parece que tus éxitos son sólo fruto de trabajo duro o de suerte? ¿Quizá no los consideras éxitos o no los atribuyes a tus capacidades, que siempre te parecen insuficientes?
      • Da igual lo duro que trabajes o todo lo que hayas conseguido en tu vida, ¿sigues sintiéndote como un fraude o fuera de lugar frente a personas que admiras?
      • ¿Dudas de tu talento y temes que descubran que “en el fondo no eres tan buen@”?
      • ¿Sientes que las críticas “te ponen en evidencia” y para evitarlas buscas la perfección en cada detalle?

¿Te pasa o ha pasado en algún momento? Si la respuesta es sí: tranquil@, a mí también. Y somos muchos. Se estima que el 70% de la población. Por nombrar algun@s que han declarado sentirse así: Sheryl Sandberg, Martin Scorsese, Maya Angelou, Jodie Foster, Neil Armstrong, Meryl Streep, Jennifer Lopez, Chris Martin, Kate Winslet, Lady Gaga, Daniel Radcliffe, Emma Watson, Natalie Portman, incluso Albert Einstein. ¿Te suenan? Pues sí, a ellos también les pasa o pasaba.

“He escrito 11 libros, pero cada vez pienso: “Oh, oh, van a descubrirlo ahora. He jugado con todos y me van a descubrir.”   – Maya Angelou –

Síndrome del impostor: dificultad para internalizar el éxito y atribuirlo al talento y habilidades propias.

El síndrome del impostor es el punto de encuentro de personas que han hecho “grandes cosas” para sí mism@s y para la humanidad, de triunfadores, perfeccionistas, “high-achievers” y gente exitosa. Aquí también se encuentran much@s otro@s que, en lugar de amigarse con su síndrome, se mantuvieron en el bloqueo o miedo y no llegaron a hacer lo que verdaderamente querían.

Es una energía que da impulso para trabajar duro, llegar lejos, querer ser y hacer las cosas cada vez mejor. Y a la vez, es un arma de doble filo: me puede llevar al alto rendimiento y la resiliencia o a bloquearme. Todo depende de en qué ponga yo el foco y alimente. Depende de mí. Si pongo el foco en la “vocecita que duda”, me bloqueo y me paralizo. Si, por el contrario, pongo el foco en el disfrute de hacer lo que quiero hacer, en el proceso de hacerlo y el resultado presente, con la visión de a dónde quiero llegar y doy mi 100%, el síndrome pude ser mi mejor aliado.

Siento decirte que esa “vocecita impostora” va a estar contigo durante un tiempo o quizá toda tu vida. Gracias a ella has ganado en muchas situaciones antes en tu vida y te ha ayudado a desarrollar capacidades de esfuerzo, persistencia y rendimiento que son la clave del éxito. Ahora que ya le has puesto nombre, y puesto que te va a acompañar durante tiempo, ya puedes bajarle el volumen, hacerte amig@ de ella y aprovecharla como trampolín para llegar donde quieres, ¿no te parece?

Claro, fácil es decirlo, pero hacerlo ¿cómo?

1. Ten en cuenta: Creer que tu trabajo no es suficientemente bueno no significa que no lo sea. La calidad de tu trabajo y tu creencia al respecto son independientes.

Pregúntate: esta sensación, ¿es real o la he creado y estoy alimentando yo en mi mente?

2. Tómate unos minutos. Cierra los ojos e imagínate a ti mismo teniendo plena confianza en tus capacidades. A pesar de aquellas dudas que tenías, te has lanzado y puedes hacerlo, sabes hacerlo y disfrutas haciéndolo, cada vez mejor.

Fíjate: ¿qué ves?, ¿cómo te ves?, ¿qué sientes?, ¿qué oyes?, ¿qué piensas? Reproduce esas sensaciones en tu cuerpo, intensifícalas, concéntrate en ellas y grábalas en ti. Para recordarlas y reproducirlas en cualquier momento.

Hazlo cada día y cada vez que la “vocecita impostora” te susurre.

3. Cuando la “voz impostora” aparezca: ríete, muévete, pon música y baila, canta, bromea con ella, rétala: “¿que no voy a poder?! Verás que sí, digas lo que digas. Y tú me vas a ayudar”. Y repite el punto 2.

4. Plantéate: ¿De qué forma puedes aumentar tu experiencia y tu seguridad? ¿Necesitas, por ejemplo, hacerlo gratis, con personas de confianza o en entornos pequeños? ¿Cómo te sentirías más cómod@ para empezar?

Siempre, siempre, pide feedback. Positivo o negativo, son siempre un regalo. Son llaves que te van abriendo y mostrando el camino a tu éxito. Qué sí funciona y qué mejorar.

RECUERDA:

  • Siempre hay alguien con mejores habilidades o conocimientos que tú y siempre hay alguien con peores habilidades o conocimientos que tú.
  • Enfócate en lo que tú sabes y en lo que sabes que tú puedes y quieres hacer. Concéntrate en los resultados que estás consiguiendo, lo que estás aportando con tu trabajo y cómo puedes hacerlo incluso mejor. Celebra cada paso.
  • Enfócate en dar tu 100%. Hazlo lo mejor que sepas y permanece abiert@ a identificar qué necesitas seguir desarrollando y hazlo.

Y, sobre todo, enfócate en disfrutar todo ello y disfrutar de cada vez hacerlo mejor.

¿Cuál es ese éxito que quieres conseguir? Y ¿qué es lo que disfrutas que te va a llevar a él?

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